domingo, 13 de junio de 2010

PHILLIP JACKSON ( )

BIOGRAFIA

Philip W. Jackson es Profesor de la Universidad de Chicago. Con una larga trayectoria desde 1968 en que publica Life in classroom (La vida en las aulas. Madrid, Marova, 1975; y en Madrid, Morata, 1991), otros libros conocidos son Enseñanzas implícitas (Buenos Aires, Amorrortu, 1999) y Práctica de la enseñanza (Buenos Aires, Amorrortu, 2002). Fue, asímismo, editor de la 3ª edición del Handbook of research on curriculum (Nueva York: Macmillan 1992) y, en los últimos años, es estudioso y editor de obras de Dewey.

OBRA
Esta obra es de gran interés para todo profesional de la docencia que esté preocupado por problemas relacionados con la didáctica práctica. A través de la obra de Philip W. Jackson se observa que el autor es lo que podíamos llamar un investigador nato o al menos un hombre con mucha inquietud por todo lo que acontece dentro de las aulas. No le llenan los métodos de la Psicología Educativa basados fundamentalmente en los tests, con los cuales él y su colega Getzels realizaron amplias investigaciones, sobre personalidad, actitudes, valores, etc. hacia la escuela. Y, aunque nos dice que este trabajo ha sido un éxito. Su inquietud por ver lo que ocurría en los recintos escolares, no le dejó parar hasta realizar un auténtico trabajo reflexivo dentro de las aulas. Jackson, en un primer momento de su investigación, parte de una especie de conductismo, como era la aplicación de tests, para abandonar este camino y bajar a la arena, al ruedo, al campo de los hechos. Es decir, ya no va a ser el laboratorio el lugar cómodo donde va a traducir e interpretar sus trabajos de investigación, sino que visitará una y mil escuelas, multitud de centros educativos, para tomar cientos y miles de notas de lo que allí acontecía.

Destaca que las aulas son lugares activos

Endonde el profesor tiene muchas interacciones. Así, señala que en un estudio sobre las aulas de primaria, hemos descubierto que el profesor llega a tener hasta mil interacciones personales diarias» No deja de destacar que la paciencia es una virtud que debe adornar a los profesores y, a su vez, ésta debe transmitirse a los alumnos para que puedan enfrentarse a las diversas situaciones de un modo equilibrado. Hace un extenso análisis de la dinámica de evaluación y de sus fuentes. Resalta la figura del profesor como principal fuente de evaluación en el aula, porque continuamente debe formular juicios sobre el trabajo y la conducta de los alumnos.

La mayoría de los profesores son conscientes de que existen grandes diferencias en las reacciones de sus alumnos a los repetidos acontecimientos de la clase. Así, por ejemplo, señalan que los alumnos más brillantes aparecen como más satisfechos con la escuela y, a la inversa, los menos brillantes, como más insatisfechos, para decir que el éxito escolar y las actitudes positivas hacia la escuela van a la par, y que los premios tienden a suscitar sentimientos positivos y los castigos negativos. El profesor no es simplemente un animador interesado en mantener absortos a los alumnos, sino que el objetivo más importante es mejorar el bienestar de los alumnos que se le han confiado». Jackson cita estrategias para mantener a los alumnos absortos en sus tareas.

Entre ellas destaca:


a) El mantenimiento de las condiciones apropiadas de trabajo y la eliminación de las perturbaciones extrínsecas.

b) La adecuación del contenido del curso para que haya engranaje entre los alumnos y el material que se está estudiando. Analiza la importancia que tiene la modificación del curriculum para enlazar los intereses y necesidades naturales de los alumnos como pieza clave de una educación progresista.

El objetivo principal de las estrategias que hemos descrito, no sólo es promover la atención del alumno, sino el de promover un estado más permanente de participación en las tareas educativas y de mantener un orden en la clase donde los alumnos se muestren atentos.


El libro de Jackson nos recuerda que la interacción alumno-profesor, verdadero centro de la dinámica educativa, hay que enmarcaría en un ámbito mucho más amplio que debe abarcar a los padres, la comunidad y las instituciones administrativas docentes. El hecho educativo engloba complejas relaciones en las cuales intervienen los factores anteriormente mencionados. Hay que resaltar el acierto del autor al señalar que el rol del profesor no acaba cuando finalizan las clases en la escuela, y que su empeño debe ser el buscar la participación voluntaria de los alumnos en el quehacer escolar y social. Hacemos nuestro que el objetivo fundamental de la enseñanza estriba en adiestrar al alumno para que con el tiempo sea capaz de iniciarse por cualquier estudio.

Los docentes deben observar que los alumnos estén contentos y además, por supuesto, que progresen en su tarea educativa. A veces, ocurre que cuando se presenta el llamado fracaso escolar de los alumnos, no logramos conocer las verdaderas causas para que se dé este problema. Realmente, y como el autor identifica y señala, hay un «curriculum oculto» representado en premios y castigos, o la variedad de sentimientos que confluyen en el aula, que llevan al alumno al éxito o al fracaso. Es cierto que el éxito escolar y las actitudes positivas hacia la escuela van a la par. y estamos con el autor en que los premios suscitan sentimientos positivos y los castigos. Negativos.

Referencia Bibliografica:
Ph.w. jackson, La vida en las aulas, Sexta edición 2001
Editorial. Morata, pag. 215

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